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Los motivos que indican que un tratamiento para la obesidad debe ser integral

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¿Por qué hacer dieta no es el tratamiento correcto para tratar el sobrepeso y la obesidad?

 

La obesidad es una enfermedad multicausal que se consolida frente a la sumatoria de varios factores, que inciden de manera individual o simultánea y que, especialmente en tiempos como este, de incertidumbre, nervios, aislamiento y falta de rutina, pueden potenciarse exponencialmente. A esto se suma la presión social y una cultura que celebra la delgadez desmedida. Es claro que no se trata de una problemática meramente estética sino que la inflamación generalizada provocada por el funcionamiento del tejido adiposo  genera un desequilibrio neurológico, inmunológico, metabólico y psicosocial.

 

Acorde a estudios del Ministerio de Salud, actualmente 6 de cada 10 argentinos padece sobrepeso u obesidad. En niños y niñas en edad escolar, 30% tienen sobrepeso y 6% obesidad. A su vez, se trata de una tendencia en alza: según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2019, el exceso de peso aumentó del 49% al 61,6% entre 2005 y 2018. Esto aumenta el riesgo de tener problemas de salud como diabetes, hipertensión arterial, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedad de los riñones, del hígado y algunos tipos de cáncer.

 

El sobrepeso y la obesidad pueden resultar de un trastorno genético múltiple y un medio ambiente o estilo de vida que potencia un aumento de la ingesta y una reducción del gasto energético, al reducir considerablemente la actividad física espontánea y programada. En contextos como el que estamos viviendo con la pandemia del coronavirus, el sedentarismo y las diferentes situaciones emocionales que vive cada uno individualmente  se suman a la ecuación para potenciar sus efectos negativos. Así como la obesidad es multicausal, el tratamiento también debe contemplar y atender múltiples variables.

 

En líneas generales, pareciera que cada vez dedicamos menos tiempo a planificar nuestra alimentación, a elegir los ingredientes adecuados y a cocinar de forma sana. En muchos casos, comer se convierte en un refugio, una forma de saciar la ansiedad o premiarnos, una manera de generar un falso bienestar. Poder distinguir el “hambre real” de la ingesta por nervios, costumbre, aburrimiento, tristeza o alegría, es clave. De la misma manera, debemos dejar de asociar a la obesidad con falta de voluntad o debilidad de carácter. Son estigmatizaciones que cargan a las personas con sentimientos de culpa que atentan contra su recuperación.

 

Un tratamiento para la obesidad debe ser integral porque, al ser una enfermedad crónica, tiene signos y síntomas que debemos atender y con los que debemos trabajar para reducirlos lo más posible o, en el mejor de los escenarios, eliminarlos por completo. No puede reducirse a una dieta a corto plazo imposible de sostener sino que, por el contrario, requiere de tratamientos prolongados o incluso de por vida, dependiendo del caso individual. Los pilares fundamentales del tratamiento son 4, el plan alimentario, el ejercicio, el manejo de las emociones y el tratamiento médico deben ser las 4 patas más importantes, sin días libres, sin prohibidos ni permitidos.

 

Es un compromiso constante con la alimentación sana y el correcto ejercicio, en primera instancia, que el paciente debe hacer conscientemente y a voluntad, sostenido en el tiempo. Afortunadamente, esto puede ser complementado o ayudado a través de innovaciones médicas y científicas a medida.

 

Hoy en día contamos con tres drogas aprobadas para el tratamiento médico de la obesidad o del sobrepeso asociado a algún factor de riesgo: Orlistat, Liraglutide y Naltrexona combinada con Bupropión. Esta última combinación, dosificada en comprimidos, es una gran novedad en el país porque, además de ser innovadora en cuanto a su abordaje, actua en dos áreas diferentes del control del apetito en el cerebro, el hipotálamo (regulador del apetito) y el área mesolímbica (regulador del placer y sistema de recompensa). Esto permite que el tratamiento para el paciente sea mucho más práctico y llevadero y se pueda tratar de una forma segura y eficaz.  Cada una de las drogas aprobadas tiene sus particularidades e indicaciones precisas para cada paciente, por lo que deben ser recetadas y supervisadas bajo estricto control médico.

 

Si bien el foco principal para combatir la obesidad y el sobrepeso debe estar puesto en mantener un plan de alimentación saludable, actividad física a medida y un acompañamiento psicológico, es necesario y recomendable complementar esto con el tratamiento médico que hoy otorgan los fármacos seguros y eficaces disponibles en nuestro país y aprobados por los entes reguladores para el descenso y control del peso corporal. Es importante recordar que no hay soluciones mágicas ni inmediatas, pero la combinación de estos elementos, sostenidos en el tiempo, pueden hacer una enorme diferencia en la salud de las personas.

 

Por: Dra. Virginia Busnelli

MN: 110351

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