El informe sobre los efectos que tiene el humo de los incendios del Delta del Paraná, lo dio a conocer la UNR que forma parte de las presentaciones a la causa que se tramita ante la Corte Nacional.
Un informe elaborado por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) advierte sobre la contaminación del aire por humo y el aumento de la morbimortalidad respiratoria y la provocada cardiovascular por las persistentes quemas que se registran en el Delta del Paraná.
El trabajo analiza las consecuencias que tiene la exposición, en forma esporádica o prolongada, a las partículas que quedan en el aire, cada vez que el viento sopla.
El escrito forma parte de una serie de presentaciones (Amicus Curiae, en términos legales) que varias instituciones de la ciudad aportaron a la causa que se tramita ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación presentada con el propósito de mitigar los daños ambientales y sanitarios producidos por los incendios recurrentes que se desarrollan en la zona del delta, bajo jurisdicción de la provincia de Entre Ríos.
El decano de la facultad de Ciencias Médicas, Jorge Molinas, descrito que “la creación del documento pretende acompañar el abordaje interdisciplinario y la lucha de los pueblos y contribuir a la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad”.
En este sentido, destacó que “no debe haber intereses socioeconómicos individuales por encima de la salud colectiva y la forma de relacionarnos con el medio ambiente”.
Humos del vecino
El documento, elaborado por las autoridades de la casa de estudios, revisa estadísticas e investigaciones estatales recientes sobre calidad del aire y su relación con la salud de la población. A lo largo de sus páginas se alerta sobre los efectos que tiene la contaminación del aire por el humo y se la reconoce como una de las causas principales de enfermedad, discapacidad y muerte prematura en el mundo.
Según señala, el impacto de la contaminación atmosférica como factor de riesgo para la aparición de diversas enfermedades, sobre todo respiratorias ha merecido atención desde mediados del siglo XX. Y repasa numerosos trabajos realizados a partir de la década del 90 que “constatan que niveles de contaminación que pueden considerarse habituales en países desarrollados representan un riesgo para la salud, afectando no solo el aparato respiratorio, sino también el corazón y los vasos sanguíneos, y contribuyendo a la generación de trastornos sistémicos como la diabetes mellitus y distintos tipos de cáncer ”.
Los trastornos asociados a la contaminación del aire ambiental, remarca, son responsables del 1 al 7% del gasto anual en salud en países de altos ingresos y de hasta el 7% del gasto en salud en países de ingresos medios que presentan altos niveles de contaminación y rápido desarrollo industrial.
Las quemas agrícolas y de bosques producen partículas “compuestas por carbono elemental, metales de transición, moléculas orgánicas complejas, compuestos orgánicos volátiles (hidrocarbonos policíclicos aromáticos o PAH, dioxinas y furanos, todos compuestos con reconocida capacidad cancerígena), sulfatos y nitratos, que pueden viajar grandes distancias dando como resultado la posibilidad de altas concentraciones en amplias áreas alrededor de donde se producen por la combustión de la biomasa”, advierte el trabajo.
El trabajo cita las publicaciones que subrayan que la exposición prolongada o no a estos contaminantes “afecta tanto al sistema respiratorio como cardiovascular, siendo los niños pequeños y los adultos mayores los más susceptibles dentro de la población general”.
Y destaca que uno de los problemas respiratorios más importantes promovidos por la exposición a material particulado respirable tiene que ver con aumento de la inflamación en enfermedades preexistentes o latentes como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el asma bronquial o la rinoconjuntivitis alérgica, entre otras.
“En sujetos mayores de 40 años y en personas con patologías alérgicas se observan en el 25% de la población de todas las edades, y pueden empeorar sintomáticamente con la exposición sobre su estado de base o mostrar síntomas en individuos que anteriormente no los presentaban por estar en fases iniciales o latentes de la enfermedad”, relata.
Pero también destaca que las enfermedades respiratorias no son las únicas exacerbadas por la contaminación del aire ya que “la evidencia científica ha demostrado que las partículas finas y ultrafinas alcanzan los alvéolos pulmonares, penetran en la circulación sanguínea y se depositan en el corazón, lo que refuerza la posibilidad de efectos extrapulmonares, por ejemplo cardiovasculares, y también se ha asociado la exposición a niveles elevados de PM2.5 a un aumento del riesgo de desarrollar diabetes mellitus y distintos tipos de cáncer, probablemente por el aumento de la concentración de sustancias orgánicas como los hidrocarbonos policíclicos aromáticos (PAHs), las dioxinas y los furanos”.
El último informe sobre la calidad del aire en la ciudad de Rosario realizado por Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario advirtió que en algunas jornadas se llegaron a medir hasta seis veces más de partículas contaminantes, como consecuencia de los indiscriminados incendios desatados en las islas del delta.
El trabajo realizado por el Grupo Calidad de Aire del Instituto Tecnológico de Diseño e Innovación (ITDI-FCEIA-UNR) recopila las pruebas realizadas entre el 22 de abril y el 27 de julio en la ciudad de Rosario.
Las primeras mediciones de calidad de aire fueron efectuadas en la fase temprana de la cuarentena. El 22 de abril se tomaron muestras en 10 puntos de la ciudad para comparar la calidad de aire durante el período de reducción de circulación de vehículos a motor respecto a los parámetros que presenta Rosario en su registro histórico.
Esos análisis arrojaron un 50% de reducción de la contaminación habitual que presenta la ciudad en la vía pública por las fuentes móviles. Por lo tanto, se pudo observar que la contaminación se redujo notablemente en el período del aislamiento social.
A partir del mes de mayo, y debido a la aparición de los focos de incendio en las islas entrerrianas, los valores de contaminación fluctuaron en promedio entre 2 y 3 veces más de lo permitido. El día 14 de junio se registró un valor que superó 5 veces el límite establecido y el día siguiente se obtuvo el valor más alto de contaminación, 6 veces por encima de lo admitido por la ley.
El trabajo registra la presencia de partículas contaminantes de distintos tamaños (PM10 y PM2,5), que son las que causan mayores efectos en la salud de la población.
El trabajo advierte que “la calidad de aire mejoró sensiblemente en la fase temprana del aislamiento social preventivo y obligatorio, debido mayormente a la reducción de la circulación de las fuentes móviles de contaminación. A posteriori, se registró un impacto marcadamente negativo en la calidad de aire dada la reactivación de las quemas en los pastizales ubicados en las islas frente a la ciudad de Rosario, que continúan al día de hoy ”.
Fuente: Diario La Capital de Rosario
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