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Dióxido de cloro y Covid-19: médico posadeño indicó que “no se trata de un remedio, sino que es una sustancia nociva para la ingesta humana”

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dióxido de cloro

José Luis Wrobel, médico clínico e infectólogo, se refirió a la peligrosa tendencia que se hizo viral en los últimos días sobre el consumo de dióxido de cloro, hecho por el que inclusive murió un pequeño de cinco años en Neuquén luego de que sus padres le hicieran ingerir el líquido creyendo que contiene la cura para el coronavirus (Covid-19).

José Luis Wrobel – Radio Libertad.


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En comunicación con FM Libertad, el galeno señaló que el dióxido de cloro es utilizado, en primera instancia, como un desinfectante. Se utiliza además, en pequeñas cantidades, para purificar el agua. “Es similar a la lavandina (hipoclorito de sodio), son de la misma familia de químicos. Es nocivo para la ingesta humana, está comprobado”, sostuvo.

 

Explicó que se trata de una sustancia tóxica para nuestro organismo y por ello no está recomendado para el consumo. “El dióxido de cloro no es de uso farmacológico. Lo venden como ‘pócimas mágicas’ con la promesa de que pueden curarnos de una enfermedad, pero es una moda de uso irracional. No es un medicamento”, apuntó.

 

dióxido de cloro

José Luis Wrobel en Radio Libertad.

 

Wrobel precisó que el líquido, al tomar contacto con nuestro organismo, provocan diversas sintomatologías que pueden derivar en la muerte, tal como sucedió con el niño fallecido en la provincia de Neuquén, el que según los resultados médicos sufrió una falla multiorgánica. “No está comprobado que su uso sea beneficioso para el tratamiento de patologías”, dijo.

 

 

Entre las consecuencias que acarrea su consumo, especificó: erosiones en el esófago, problemas gástricos, diarrea, vómitos, dolores abdominales, destrucción de los glóbulos rojos, falta de oxigenación, paro cardiorespiratorio y, por supuesto, agrava la situación de aquellos pacientes con patologías preexistentes.


Médicos misioneros se suman a la concientización sobre el consumo del dióxido de cloro

 

A través de las distintas redes sociales, el joven médico Juan Ignacio Veller (MN 161.493), en conjunto con su hermano Rodrigo Nicolás Veller-también profesional de la salud-, brindan clases relacionadas a su profesión donde ya llegaron a obtener más de 300 mil seguidores. En sintonía con lo suscitado sobre el consumo del dióxido de cloro, decidieron hacer algo al respecto.

 

dióxido de cloro

Ignacio Veller.

 

Fue así que, movilizados por esta peligrosa tendencia, mediante un video dieron declaraciones en cuanto al asunto y explicaron que se trata de una “sustancia altamente tóxica que la venden como la fórmula milagrosa contra el Covid-19”, tal como lo indicaba Wrobel en diálogo con FM Libertad.

 

Lo que nos aterra es que en los más de 5.000 comentarios que cosecha el video, la mayoría de esa gente dice que está tomando dicha sustancia que no tiene ninguna prueba científica -que demuestre su eficacia contra el coronavirus- e incluso está prohibida por todos los organismos internacionales por ser tóxica. No tiene aval serio”, expresaron.

 

En el material fílmico registrado en su página de Facebook (Dr Veller), explicaron que el dióxido de cloro cumple funciones de limpieza, blanqueador de pulpa de papel, cuero u otros materiales, y destructoras de microorganismos: es fungicida y bactericida. “Por eso se utiliza también para desinfectar superficies y potabilizar agua”, precisaron.

 

dióxido de cloro

Rodrigo Veller.

 

No obstante, pese a que sea beneficioso en esos aspectos, es nocivo para el consumo de las personas. “Genera daños oxidativos miocárdicos, renales y endotelial, entre otros tantos, lo que lleva a la muerte celular”, explicó uno de los profesionales. De ingerirlo, es posible que tengamos quemaduras internas, neumonitis química o tóxica, edema agudo de pulmón, crisis de broncoespasmos y hasta fallecimiento.

 

El dióxido de cloro se elimina en, más o menos, 72 horas, y la vida media va desde 35 a 45 minutos. La eliminación principalmente es renal, pero también puede suceder a través de las heces. Al consumirlo, produce irritación en el tracto intestinal y puede quemarnos, produciendo náuseas, diarrea, gastroenteritis y deshidratación”, entre otros síntomas.

 

No está aprobado ni hay evidencia de que el dióxido de cloro funcione para combatir enfermedades como la producida por el Covid-19. La lógica utilizada por las personas que defienden esta idea, está basada en simulaciones informáticas. En tiempos de pandemia, con el estrés, el dolor y el sufrimiento de la gente, somos susceptibles a caer en discursos disfrazados con palabras técnicas”, apuntaron.


 

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