La «Sputnik V» fue registrada tras cinco meses de pruebas y desde Rusia hicieron frente a la denominada «carrera geopolítica» por crear una solución a la pandemia.
El ministro de Salud de Rusia, Mijail Murashko, expuso este miércoles que las críticas a la Sputnik V, la vacuna desarrollada por centros de investigación rusos contra el coronavirus, son «absolutamente infundadas» y las atribuyó a la «competencia» en el mercado internacional por dar con el fármaco que frene la pandemia.
El martes, desde la Organización Mundial de la Salud hasta el Gobierno de Estados Unidos -dos actores rivales en esta pandemia- pusieron en duda la efectividad de la vacuna rusa, que se registró aún sin cumplir todas las fases establecidas en los protocolos de desarrollos internacionales.
«Colegas extranjeros, que aparentemente sienten cierta competencia ante las ventajas competitivas del fármaco ruso, tratan de expresar algunas opiniones que, a nuestro parecer, son absolutamente infundadas», dijo Murashko en declaraciones a la prensa reproducidas por la agencia de noticias Sputnik.
Varios países expresaron dudas sobre la eficacia de la Sputnik V, como bautizaron las autoridades rusas a la vacuna contra el coronavirus, ya que fue registrada sin completar los ensayos de la denominada «Fase tres», una etapa de ensayos clínicos en las que se evalúa a un alto número de voluntarios.
La Sputnik V pertenece al grupo de las vacunas vectoriales, es decir, que se basa en un virus portador que transmite una información genética del coronavirus contra el cual debe proteger la vacuna, lo que provoca una respuesta inmune. Fue probada en varios animales –entre ellos dos especies de monos- y en ensayos clínicos. El Centro Gamaleya usó el mismo mecanismo trabajar contra el ébola o el MERS-CoV.
Desde Irán, el vocero del Ministerio de Salud, Kianush Jahanpur, advirtió que «antes de que todos los ensayos clínicos estén completados, el uso de vacunas es como la caja de Pandora y, por tanto, potencialmente peligroso». También su par de Alemania, Jens Spahn, se mostró escéptico con respecto a la eficacia del medicamento ruso, el primero registrado en todo el mundo, y sostuvo como principal argumento la falta de transparencia por parte de las autoridades rusas.
«El problema es que sabemos muy poco porque las autoridades rusas no actúan de manera muy transparente», dijo Spahn en una entrevista concedida a la emisora Deutschlandfunk y agregó que ve «con mucho escepticismo» la vacuna rusa.
El presidente de Rusia, Valdimir Putin, anunció ayer que el país había registrado la vacuna desarrollada por el centro de investigación Gamaleya y el Fondo Ruso de Inversión Directa (RFPI), la primera en todo el mundo. Se trata de una vacuna de doble dosis que genera «una inmunidad duradera» que «se preservará hasta dos años», según explicó Putin.
El anuncio se produjo en medio de una febril carrera global para liderar la batalla contra la pandemia, que ya produjo más de 20 millones de contagios y 740.000 muertes en todo el mundo, una carrera que libran las principales potencias -Estados Unidos, China, Reino Unido, Rusia, Alemania- y cuyo resultado se espera que tendrá profundos efectos sobre la geopolítica y la hegemonía mundial.
Las autoridades rusas calculan que podrían producir unas 500 millones de dosis anualmente y sopesan ya varios países para iniciar la producción en masa, específicamente en América Latina.
En este sentido, Murasahko precisó que «los primeros lotes de la vacuna se producirán en las próximas dos semanas» .
El RFPI ya recibió solicitudes de más de 20 países para adquirir 1.000 millones de dosis de la Sputnik V, si bien el organismo ruso aclaró que su exportación dependerá de «la aprobación de la vacuna en distintos países, así como de las capacidades de la producción».
Fuente: Minuto Uno
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