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Las Ferias Francas de Misiones cumplen 25 años de brindar los productos de la chacra a todos los misioneros

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Cumplen 25 años las Ferias Francas o la Feria Franca… así, en singular, porque de manera singular comenzó a gestarse allá por esa ciudad que brilla, Oberá, en la zona Centro de Misiones y desde allí, irradiándose hacia cada lugar donde los misioneros reclamaban una sede donde encontrar “esos productos de la chacra, que tiene sabor a padres a abuelos, a familia”.

 

Y como toda celebración necesita un tiempo exacto para ser rememorada, se fijó el 26 de Agosto de 1995, como el inicio formal de las Ferias Francas. Y fue en medio de la crisis económica que atravesaba el país y que había impactado en cada hogar misionero y de manera particular a los hogares de quienes vivían de producciones tradicionales. Y comenzaron a pensar en oportunidades para realizar intercambios comerciales, para llevar “unos pesitos a casa”.

En esa génesis estaba el espíritu incansable y tozudo de don Eugenio Kasalaba y la fuerza inagotable de Marina Santander, Lucía Petry, junto a hijos, hermanos, primos, vecinos y tantos otros que multiplicaron esfuerzo e ingenio y vislumbraron un camino iniciático que no tuvo techo y continúa creciendo bajo el impulso de numerosas familias, para infinitas otras familias que disfrutan de la calidad de los productos ofrecidos en cada feria.

 

Cronología sucinta de las Ferias Francas

La historia oficial señala que las Ferias Francas de Misiones surgieron en el año 1995 “a partir de una iniciativa del Movimiento Agrario Misionero (MAM), en un período de crisis del agro en la Provincia. Esta crisis los lleva a organizar nuevas estrategias para tener vigencia y a la vez seguir siendo una alternativa al productor misionero”.

El primer lugar organizado para la venta de productos de la agricultura tradicional, designada como “feria” fue en Oberá, con siete productores integrantes del Movimiento Agrario Misionero (MAM) vinculados al programa Cambio Rural del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Programa Social Agropecuario y el acompañamiento de la Iglesia Católica entre otras organizaciones sociales.

 

La historia registra que “el impulso para la creación de la primera feria fue un viaje a la localidad brasileña de Santa Rosa, en el Estado de Río Grande do Sul, cuando los productores y dirigentes del MAM apreciaron en forma directa la modalidad de trabajo de la Feria Franca. A su regreso, y gracias a un importante apoyo de la Municipalidad de Oberá para llevar a cabo esta iniciativa, comenzó a funcionar la primera feria, experiencia que luego se fue replicando por todo el interior de la provincia de Misiones”.

 

El siguiente paso fue la llegada al gran mercado provincial que representaba Posadas. Así, el 6 de septiembre de 1998, el entonces intendente, Carlos Eduardo Rovira “dio el visto bueno para que las ferias francas se instalen en Posadas, con el compromiso que en cada feria franca de la Ciudad, trabajen productores urbanos y periurbanos. La primera feria franca se instaló en el populoso barrio de Villa Cabello y actualmente Posadas cuenta con 14 puestos de ventas, distribuidos en distintos barrios de la Cuidad”.

Actualmente funcionan alrededor de 70 ferias en cincuenta y cinco municipios de Misiones y concentra el trabajo de alrededor de 3.000 familias.

 

A pesar de que los feriantes representan sólo al 10 por ciento de los más de veinticinco mil pequeños productores provinciales, las Ferias Francas representan un ejemplo de reconversión económica en la región y en los últimos tiempos fue extendida a todas las provincias de la República Argentina.

 

En la primera de las semanas dedicadas a valorizar esta actividad que promueve otras tantas a su alrededor, la antropóloga social Ana Gorosito Kramer, profesora emérita de la de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FHyCS) de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), ciudadana ilustre nombrada por el Concejo Deliberante de Posadas -entre otras distinciones-, compartió con Misiones Online un texto que pone en palabras muchos de los significados que tuvo y tiene la Feria Franca:

Cuando la Murga fue a la Feria (o al revés). Una historia de amor.

“Misiones Tierra Prometida”, la primera obra de la Murga de la Estación, era, entre otras cosas, una historia de amor.

Para los que no la han visto, en el comienzo hay una escena en la que llega a Posadas un grupo de inmigrantes que vienen a poblar las primeras colonias nacionales. Entre ese conjunto de gente a la que un funcionario les cambia arbitrariamente el apellido mientras le indica a cada familia su lugar de destino, hay una muchacha sola: Helga. Trae una valijita de cartón y aferrado a su pecho un retrato: el de Vladimir, su prometido, que debió venir a buscarla al lugar de arribo, pero que no está, que tal vez no ha llegado a tiempo.

 

Durante el desarrollo de las distintas escenas, ambos se buscarán vanamente: el clásico infortunio de los enamorados a los que el destino se empeña en separar.  Como todo aficionado a las novelas románticas, se sabe que esa búsqueda desgarradora termina siempre en un final feliz. Planteado así, resulta fácil anticipar que, finalmente, ambos se encontrarán. Pero no es nada fácil resolver eso en un guion teatral.

 

De modo que Misiones Tierra Prometida tuvo varios finales, todos insatisfactorios desde el punto de vista de los enamorados, que parecían condenados a no encontrarse jamás. Una y otra vez, el elenco y su director buscaban vanamente la solución a ese problema del amor inconcluso. En algún momento deberían finalmente tener la oportunidad de cantar a dúo el vals que acompañaba sus afanosas búsquedas, pero, ¿cómo?

 

Y entonces ocurrió el despliegue de las Ferias Francas: su fascinante diversidad estalló en todo Misiones. Posadas se deslumbró ante la aparición de productos de huerta, salidos de las cocinas, de los sembrados, de los vergeles de esas colonias olvidadas por la ciudad. Los colores, sabores, perfumes de la naturaleza amigable y generosa, los sonidos de esas voces del interior, cordiales y amigables, ofreciendo sus productos, la amenidad de una reunión bulliciosa de compradores y consumidores, todo eso convirtió a las Ferias Francas en una fiesta de reencuentro con lo más auténtico de nuestra identidad misionera siempre en fuga. Los posadeños salían de la Feria con rostros felices, llevando mazos de verduras frescas como si fueran ramos de preciadas flores, y panes y bizcochos y mieles y dulces y plantines y tierra de monte y preparados medicinales y … la lista sería inagotable.

 

Y así, la Feria se convirtió en una fiesta, el lugar más apropiado para un final feliz.

 

La Murga de la Estación, que es en realidad un conjunto de vecinos con ganas de contar y cantar para quien quiera acompañarla, registró ese acontecimiento extraordinario. Para la escena del reencuentro, se montó una cantidad variada de pequeños locales portátiles, muy coloridos, con letreros que anunciaban los productos que allí se vendían. Se buscó en la memoria vecinal: ¿cómo se escribe ricota en polaco? ¿Esa fritura dulce, que algunos llaman “calzones rotos”, cómo se llama en ruso? ¿Alguien sabe cómo se traduce “carne de cerdo fresco” al alemán?

 

Como en la escena inicial, la de la llegada de la inmigración, en medio de la escena muy colorida y divertida de la feria en versión murguera, irrumpía el funcionario, esta vez en el rol de inspector municipal. Exigía certificados, autorizaciones, reclamaba por controles bromatológicos, amenazaba con incautar la mercadería. Los feriantes reaccionaban indignados, organizaban la protesta, al frente de la cual… ¡estaba el valiente Vladimir! Y del conjunto de mujeres feriantes, entre flores y verduras, frascos de coloridas mermeladas, emergía Helga que, finalmente había encontrado a su enamorado después de tantas azarosas búsquedas.

 

Mientras los enamorados se tomaban ¡por fin! de las manos y cantaban a dúo su vals, el público aplaudía, el elenco saludaba, y por unos instantes todos, actores, público, personajes, construían en el espacio de la Estación de Tren de Posadas, una minúscula Patria de la Felicidad.

 

Esa es la magia de las Ferias Francas: felicidad del reencuentro, de lo puro y genuino, del lazo con una tradición muchas veces invisible a los ojos. En estos tiempos de pandemia y cuarentenas, su magia se reinventa en la organización solidaria que permite que, semanalmente, las familias productoras acerquen sus productos, tan deseados, tan genuinos, a las familias de la ciudad.

Si me permitieran sintetizar en unas pocas palabras qué son las Ferias Francas, diría: Fiesta, Reencuentro, Felicidad.

 

Ferias Francas con celebración ampliada

Con motivo de la celebración del 25° aniversario de las Ferias Francas de Misiones, el Ministerio de Agricultura Familiar declaró “bajo Resolución N° 133/20  de Interés Ministerial las actividades por el 25° Aniversario de las Ferias Francas de Misiones, y organiza un calendario anual con temáticas mensuales referidas a la agricultura familiar, poniendo especial énfasis  en el mes de agosto”.

 

Señalan que “el objetivo es posicionar a los feriantes en todo el territorio, innovando en todos los aspectos en que sean posibles, desde el marketing y nuevas canales  de comercialización en ventas virtuales en las que comienzan a incursionar los agricultores, con saltos de calidad y cualidad que los tiempos actuales demandan”.

 

El Ministerio junto a otros organismos del Estado acompañará e impulsará una serie de actividades que se llevarán a cabo para celebrar el mes de las Ferias Francas, entre la que se encuentran el lanzamiento del Concurso de letra y música de la canción de las Ferias Francas, actividad conjunta con Ministerio de Cultura. Al  finalizar el mes, se estrenará la canción ganadora del concurso.

 

Se declarará de Interés Provincial en la Legislatura Misionera, y de Interés Municipal en la localidad de Oberá. Asimismo, se realizarán reuniones zonales con las comisiones directivas de las distintas Ferias Francas y de esta manera se continúa con el fortalecimiento y acompañamiento técnico a productores a fin de garantizar variedad, calidad y cantidad de productos ofrecidos en las ferias francas.

 

En conjunto con la productora audiovisual Cooperativa La Rastrojera TV, se viene trabajando en el rodaje de un documental de las pioneras/pioneros y consumidores de la primera feria franca en Oberá. Y en este mismo marco, se realizarán talleres de comunicación audiovisual para jóvenes feriantes, hijos y nietos.

 

El 26 de agosto en Oberá se realizará un Acto Homenaje a las Ferias Francas, actividad en conjunto con el municipio. Allí se harán entregas de reconocimientos a pioneras/pioneros y consumidores.

 

 

 

 

 

 

 

 

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