Emergencia económica, doble indemnización, reapertura de paritarias, aumento de jubilaciones, suba de retenciones, transversalidad. Los primeros días de Alberto Fernández como inquilino en la Quinta de Olivos se parecen mucho a un recital homenaje a la corta presidencia del “Piloto de Tormentas” Eduardo Duhalde y a la de Néstor Kirchner.
Alberto inició su mandato con gestos para todos, todas y todes: fumó la pipa de paz con Macri frente al Obispo de Luján, llevó la silla de ruedas de Gabriela Michetti, se fotografió junto a su hijo drag queen portando una bandera LGBT e instruyó a su ministro de Salud que publique el protocolo de acceso al aborto no punible. Cuando el coro de autoridades eclesiásticas reaccionaba con más enjundia en oposición a una medida que iba en contra de la doctrina de prohibición absoluta del aborto que defiende la Iglesia, Alberto envió a la primera dama Fabiola Yañez de visita al Vaticano con un cáliz como prenda de amistad y anunció que la semana próxima recibiría a la cúpula de Conferencia Episcopal Argentina.
Entre las mesas de finales en la UBA y los paseos diarios de Dylan, encontró tiempo para despachar las primeras medidas concretas y anticipar o dejar trascender otras que se tomarían en los próximos días con los objetivos de sacar a la economía del pozo en el que se encuentra y dar alguna respuesta a la catástrofe social de la pobreza y el hambre en Argentina. Básicamente el plan consiste en aumentar la presión fiscal sobre los sectores que operan con margen de rentabilidad y subir los llamados “impuestos a la riqueza”. Con eso busca generar recursos para llevar a terreno concreto eso de “poner plata en los bolsillos de la gente” y así reactivar la rueda del consumo y con ello la industria orientada al mercado interno.
Las primeras medidas de Alberto en el plano de la economía también remiten a los inicios del kirchnerismo y van en sentido opuesto a las que había adoptado Macri en sus albores presidenciales: aumentó las retenciones y estableció un régimen de doble indemnización para los empleados que ya están en relación de dependencia –no rige para nuevas contrataciones – que se extenderá durante seis meses.
Previsiblemente, ambas acciones generaron rechazo en los sectores perjudicados y entre los analistas de raíz liberal. Los dirigentes más duros del agro exportador de granos ya amenazan con volver a rutas y reeditar con Alberto la pelea que tuvieron con Cristina.
El decreto que aumentó las retenciones se publicó el sábado y todavía no hubo una comunicación oficial que explique la letra fina. En septiembre del año pasado Macri había sacado un decreto que establecía retenciones de 12% para todos los productos, pero con un tope de 4 pesos por dólar. Con las sucesivas devaluaciones ese tope se fue licuando. Lo que hizo Alberto fue eliminar ese techo de 4 pesos, con lo cual las retenciones quedaron fijadas en 12%. Para la soja rigen condiciones especiales que elevarán ese porcentaje aproximadamente a 30%, aunque eso todavía no está muy claro.
Sin embargo, el mismo decreto incluye regímenes especiales para diferentes producciones: el primero con un tope de 3 pesos por dólar, que se aplicará para las exportaciones de yerba mate y el té, entre otras. El segundo estipula una retención fija de 9% y regirá para otras dos exportaciones del NEA, la madera de coníferas y el arroz.
Para los productos que no fueron taxativamente incluidos en ninguno de los regímenes especiales, los analistas deducen que corresponderá la alícuota general de 12%, situación en la que se encuentra el tabaco.
El mismo sábado comenzaron gestiones desde todas las provincias para pelear mejores condiciones para la exportación de sus producciones y seguramente habrá modificaciones.
Otro de los primeros decretos del nuevo presidente mandó a revisar todas las designaciones del sector público en los últimos tres meses, período durante el cual el Boletín Oficial abundó en designaciones en prácticamente todas las áreas de la administración pública. Además derogó uno de los últimos decretos de Macri que establecía un régimen especial de estabilidad por cinco años a empleados jerárquicos.
Lo que vendrá
Entre las medidas concretas que el Gobierno nacional anticipó o hizo trascender se cuentan un aumento para los jubilados y una reducción en los precios de los medicamentos que ya se está negociando con los laboratorios. Se habla de una baja de 8% en los precios vigentes, no aplicar la suba de 20% que había acordado la industria farmacéutica con la gestión de Macri y congelar los valores de los medicamentos al menos hasta marzo.
Otra de las marcas del kirchnerismo que se prepara para volver con ímpetu renovado es el programa Precios Cuidados, que se apoyará en un acuerdo con los principales formadores de precios para congelar durante tres meses los precios de una extensa lista de productos incluidas las primeras marcas.
Para los que están planeando vacaciones fuera del país hay una mala noticia: todo indica que volverá el dólar turista. Se aplicará a través de un sobrecargo a las compras con tarjeta realizadas en el exterior, que se estima oscilaría entre el 20% y el 35%.
Otro de los temas que se discutirá en las próximas semanas es el restablecimiento de la emergencia económica que servirá de marco para avanzar en un proyecto de ley de “solidaridad social y reactivación productiva”.
El presidente ya convocó al Congreso a sesiones extraordinarias para sancionar la norma que otorgaría facultades a su Jefe de Gabinete para reasignar partidas presupuestarias y modificar alícuotas de impuestos.
Con esa herramienta, el Gobierno planea aumentar la presión fiscal sobre los sectores que fueron más favorecidos en los últimos cuatro años y elevar las alícuotas de Bienes Personales, especialmente a los activos ubicados en el exterior, muchos de los cuales salieron a la luz gracias al generoso blanqueo que ofreció Macri a evasores.
El objetivo es generar un volumen de recursos que permita cumplir con la promesa de “poner plata en el bolsillo de la gente”, lo que concretamente se traduciría en aumento de las jubilaciones, asignaciones y planes, así como el inicio de un camino de recuperación del poder adquisitivo para los empleados públicos.
Alberto y su equipo apuestan a que las subas salariales combinadas con las distintas acciones orientadas a controlar los precios por lo menos hasta marzo, provoquen un incremento en el consumo interno y que a partir de la recuperación de la demanda se recupere también la industria y con ella el empleo.
Como todo plan que busca la reactivación incentivando la demanda, es altamente probable un repunte rápido del consumo, pero lo que no es seguro ni automático es que eso se traduzca directamente en una recuperación de la oferta. El riesgo principal en este tipo de esquemas es que la respuesta del mercado frente al aumento del consumo sea aumentar los precios en vez de incrementar la cantidad de productos que conforman la oferta.
De allí que para tener éxito, el programa de Fernández debería incluir incentivos a la inversión industrial y productiva, porque si aumenta la demanda y no la acompaña la oferta, en vez de reactivación habrá solo inflación.
Este tal vez sea el principal desafío que enfrenta el proyecto de reactivación del mercado interno diseñado por el equipo de Alberto, más que nada porque la industria viene con una inercia muy negativa que será difícil revertir, que llevó a empresas emblema como Zanella a cerrar plantas, despedir personal y rematar sus activos.
La rápida recuperación que experimentó Argentina desde 2002 en adelante aplicando medidas similares a las que está impulsando Fernández deja un precedente esperanzador, pero el contexto mundial actual es menos favorable. Los súper precios de las commodities del agro son cosa del pasado, en Brasil hay un gobierno que no tiene mucha voluntad de privilegiar el comercio con su hermano menor del Mercosur y Estados Unidos vira cada vez más hacia un proteccionismo tribunero bajo la consigna “América first” que ya le costó a Argentina el cierre de ese mercado para sus exportaciones de biodiesel y aluminio.
Aliados en la búsqueda de soluciones
El mismo día que Alberto se colocaba la banda presidencial en Buenos Aires, en la Legislatura misionera asumía el nuevo gobernador Oscar Herrera Ahuad junto a su gabinete de ministros y los 20 diputados provinciales electos y Carlos Rovira era reelecto como presidente del cuerpo legislativo.
En tiempos de cambio en la esfera nacional, el mundillo político misionero esperaba con expectativa las definiciones del conductor de la renovación, especialmente en lo que respecta a la relación del Gobierno de Misiones con su par nacional, con el que si bien lo une una alianza política, lo diferencia el color partidario.
Ahuyentando cualquier especulación de las que se tejieron cuando la renovación decidió mantener en ambas cámaras nacionales su bloque propio, Rovira fue explicito y sostuvo que Alberto Fernández tendrá en el bloque misionero de diputados nacionales “baluartes en una posición de aliados en la búsqueda de las soluciones que hoy necesita nuestro país, sin reticencias, siempre con un aporte positivo”.
El conductor dejó en claro que espera que sean los diputados nacionales renovadores los encargados de complementar al gobernador Oscar Herrera Ahuad como representantes naturales de Misiones en la relación Nación – Provincia.
“Serán ellos los transmisores y custodios del accionar de nuestro gobernador y nuestro vicegobernador. Será por ésa vía el intercambio genuino, generoso, de proyectos, de anhelos. Desde esta Cámara provincial nos sumamos en la búsqueda de priorizar siempre las necesidades de nuestro pueblo trabajador, de nuestros productores, de nuestros empresarios, de nuestros docentes”.
En su discurso de asunción, Oscar Herrera Ahuad anticipó los ejes de su gestión y dejó un mensaje claro para sus funcionarios: “el que no trabaja chau, hasta mañana”. Anunció la creación de una secretaría para el control de adicciones y la elevación al rango del ministerio del área de Cultura. Estableció como uno de los objetivos centrales de su gestión hacer de Misiones una provincia cada vez más equitativa a través de la generación de fuentes de trabajo para todos y con un Estado que dé respuestas en educación y salud.
En el plano de la economía, la premisa será desarrollar estrategias activas para la búsqueda de nuevas inversiones en Misiones, ofreciendo facilidades a aquellas empresas que contraten mano de obra local.
También entraron en funciones los 76 intendentes elegidos en junio. Durante su asunción en Posadas, Leonardo “Lalo” Stelatto, anticipó que llevará a la comuna las improntas que caracterizaron su gestión al frente de la Dirección Provincial de Vialidad: trabajo serio, eficiencia, resolución de los problemas, menos burocracia y menos politiquería.
El flamante intendente que durante la campaña supo interpretar mejor que todos los demás candidatos el deseo de cambio de los posadeños, lo que le valió un amplio triunfo electoral, puso en marcha su gestión con el slogan “Posadas linda de nuevo”. Para hacer justicia al slogan, en sus primeros días al frente de la comuna sacó al personal a trabajar en el embellecimiento de la ciudad.
La multitudinaria convocatoria que tuvo el acto en la Municipalidad de Posadas dejó en evidencia la expectativa que genera la nueva gestión.
Junto al gobernador también asumieron sus ministros. Más allá de la continuidad de algunos funcionarios, el nuevo gabinete evidencia una profundización en la idea del recambio permanente dentro de la renovación. La apuesta es por profesionales cada vez más jóvenes que comparten como denominadores comunes una sólida preparación académica –generalmente apoyada en la universidad pública- y un paso destacado por algún puesto de la administración pública.
Los nuevos titulares de Rentas, Rodrigo Vivar; de la Dirección Provincial de Vialidad, Sebastián Macías y de Energía, Paolo Quintana.
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