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Lo que dejó el G20 en Argentina

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Mientras los medios de comunicación de alcance nacional concentraban su atención en los duelos de estilo que libraba la siempre impecable Juliana Awada con sus pares de las principales potencias del mundo, en dilucidar qué sabor de helado pidió la reina Máxima a la salida del Colón, en saber si a la esposa de Macrón le gustaron o no las centollas que cocinó Francis Mallman o en teorizar respecto al resultado de una hipotética carrera entre la bestia de Trump y el auto de Putin, los líderes de los países más poderosos del mundo y otros de países bastante menos poderosos celebraban en Buenos Aires una nueva cumbre del G20. Para algunos un foro en el que se consensuan lineamientos básicos para afrontar los problemas centrales de la humanidad; paro otros, un ritual que incide muy poco en la realidad.

 

Para Argentina tal vez lo más relevante del G20 haya sido que los demás integrantes la hayan elegido como sede de la primera reunión que realiza el grupo en Latinoamérica, teniendo en cuenta que México y Brasil, ambos actores más relevantes en el concierto internacional, también son miembros. En la misma línea que el acuerdo extraordinario alcanzado con el FMI, Argentina sede del G20 puede leerse como un gesto de apoyo político de los países más desarrollados a la presidencia de Macri, quien a los ojos del primer mundo es una suerte de dique de contención ante el posible resurgimiento de gobiernos populares o populistas, según la óptica del observador.

 

Para Macri y su equipo queda pendiente la tarea de traducir ese apoyo internacional en desarrollo para el país y en mejora de la calidad de vida de sus habitantes, cosas que claramente hasta ahora no ocurrieron. Los antecedentes no son halagüeños, la última vez que Argentina fue el mejor alumno del primer mundo la historia no terminó bien. Los gestos cómplices que Trump y Macri se prodigaron antes las cámaras del mundo en los últimos días remiten irremediablemente a las imágenes fraternales de Menem y Bush (padre) en tiempos de relaciones carnales. Desde el Gobierno nacional aseguran que esta vez el resultado será distinto, no tanto por méritos propios como por el temor de la elite mundial a una vuelta de Cristina y al efecto contagio que pudiera generar en la región.

 

A muy groso modo, la cumbre del G20 su puede partir en dos: una es la discusión de los temas generales que debería desembocar en un documento final, la otra tiene que ver con la posibilidad de aprovechar la presencia de los líderes más poderosos del mundo para llevar adelante negociaciones bilaterales. Claramente para los países chicos del G20, como Argentina, la segunda parte es la más tentadora.

 

Desde el plano internacional, esta cumbre del G20 llegó en un momento particularmente complicado para el comercio mundial, lo que la hace especialmente atractiva para el análisis. Originalmente creado como un foro para establecer reglas de largo plazo que tiendan a la estabilidad geopolítica bajo regímenes que respeten principios como el respeto de los derechos humanos y las libertades políticas y para propiciar el multilateralismo, el G20 se encuentra por estos días con liderazgos que desafían sus objetivos.

 

Estados Unidos, tradicional impulsor del libre mercado, tiene hoy a un presidente que defiende abiertamente el proteccionismo bajo la óptica del América First, lo que llevó a la primera potencia mundial al borde de una guerra comercial con la vigorosa China comunista, que ahora patea para el lado de la apertura comercial irrestricta. En el plano geopolítico la figura más desafiante es la Putin, fiel cultor de la histórica tendencia rusa de avanzar sobre sus vecinos.

 

Por otra parte, la creciente predilección de los electorados de países occidentales a apoyar a figuras antisistema –Trump y Bolsonaro los casos más emblemáticos- también se presenta como un desafío para un foro que busca la consolidación del sistema capitalista tal cual lo conocemos y propone que las soluciones a los problemas más graves del mundo, como el hambre y el deterioro del medio ambiente, se busquen dentro de ese sistema y se desechen alternativas más rupturistas.

 

Toda esta perorata de contexto era necesaria para entender porqué el documento final consensuado por el grupo terminó teniendo gusto a poco. Frente a tensiones tan fuertes que dificultan la posibilidad de construir consensos, un documento “lavado” era el único con el que todos podrían estar de acuerdo.

 

Bajo el título “Construyendo consenso para un desarrollo justo y sostenible” distribuido en 31 puntos y con una extensión de seis páginas, el texto final no menciona en ningún momento la palabra “proteccionismo” y mantiene las disidencias preexistentes con relación al drama del calentamiento global. Establece como compromiso para los firmantes poner en marcha un plan de acción contra la corrupción y contiene una declaración a favor de la igualdad de género.

 

Con relación a la guerra comercial en ciernes que tiene a Estados Unidos y China como protagonistas, el texto se limita a reconocer que “el comercio internacional presenta problemas” y plantea la necesidad de reformar la Organización Mundial del Comercio (OMC) a efectos de que sus decisiones tengan más efecto real.

 

En lo referente al combate contra el cambio climático, se mantuvo el status quo. Los 19 países que se mantienen dentro del Acuerdo de París ratificaron su vigencia y para Estados Unidos se preparó un punto meramente declarativo que reza: “Estados Unidos reitera su decisión de retirarse del Acuerdo de París y afirma su fuerte compromiso con el crecimiento económico y el acceso y la seguridad de la energía, utilizando todas las fuentes de energía y tecnologías, mientras protege el medio ambiente”.

 

Alta tensión

 

La diplomacia argentina terminó siendo víctima de las tensiones del comercio mundial cuando se vio obligada a desmentir un comunicado oficial de la Casa Blanca que aseguraba que la gestión de Macri “respaldaba a los Estados Unidos en el compromiso regional para luchar contra la actividad económica depredadora de China”.

 

Lo cierto es que lejos de condenar una supuesta actividad depredatoria china, Argentina pretende reforzar sus lazos comerciales con el gigante asiático, lo que obligó al canciller Jorge Faurie a desmentir el comunicado oficial de Estados Unidos en una conferencia de prensa en la que aseguró que “no se habló en esos términos” del país asiático. Poco después Trump cometió un error de protocolo que dejó a Macri en una situación incómoda, lo que fue interpretado por algunos como una represalia del hombre del jopo por la desmentida oficial argentina.

 

La diplomacia nacional volvió a quedar atrapada en las tensiones internacionales cuando intento avanzar en el postergadísimo acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur. El presidente de Francia, Emmanuel Macron -signado por los analistas internacionales como el hombre fuerte de la Unión Europea ante la ya anunciada salida de Angela Merkel en Alemania- afirmó que en las condiciones actuales no solamente no avanzará la integración comercial de ambos bloques sino que retrocederá.

 

El galo se ocupó de aclarar que el problema no es con Argentina sino con Brasil, más concretamente con Bolsonaro y su anuncio de retirar al país vecino del Acuerdo de París. “Algunos progresos modestos han sido logrados recientemente, pero está claro que la elección del presidente Bolsonaro abre una nueva situación”, dijo Macron en una sus apariciones públicas durante el G20, para luego referirse a la posible salida de Brasil del Acuerdo de París y las consecuencias que tendría “no podemos exigir a nuestros ciudadanos, industrias, productores agrícolas, actores económicos que hagan esfuerzos para una transición indispensable y luego hacer acuerdos que no se van a ceñir a esas mismas obligaciones”, razonó.

 

Pasando la gorra

 

En ese contexto de tensión internacional, el Gobierno de Macri buscó cerrar acuerdos y según difundieron fuentes oficiales, consiguió financiamiento por más de 2.500 millones de dólares para obras de infraestructura en distintos puntos del país, ninguna a desarrollarse en el NEA.

 

Por un lado, están las inversiones impulsadas por la OPIC, la agencia de inversión de Estados Unidos que implican un desembolso de 800 millones de dólares que se invertirán en Vaca Muerta, el desarrollo de energías renovables e infraestructura vial, como las del Corredor vial C (Buenos Aires-Mendoza) por US$ 250 millones, a cargo de Astris Infraestructura.

 

Para el fomento de energía hidroeléctrica, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó un crédito por un tal de 130 millones de dólares para modernizar el Complejo Hidroeléctrico binacional de Salto Grande y para aumentar la competitividad de los sectores productivos y de servicios turísticos en esa zona. El BID, además, será el encargado, de financiar varios pasos por la cordillera hacia Chile como el del Cristo Redentor.

 

Por otro lado, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) suscribió un acuerdo para financiar obras de agua y saneamiento en el área metropolitana de Buenos Aires por 80 millones de dólares y para la gestión de residuos en Jujuy por 45 millones de dólares. También el BEI financiará proyectos de energía solar en Jujuy, por 63 millones de dólares.

 

A ese listado se añade la inversión de la mayor empresa constructora China, la compañía China Railway Construction (CCA), que trajo una carta de intención para que el miércoles próximo puedan dar inicio a las obras en la ruta 5 en la provincia de Buenos Aires. Con los chinos también se firmaron acuerdos para el desarrollo del Tren San Martín de cargas por unos 1.000 millones de dólares.

 

El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne suscribió un acuerdo con la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), para obras hídricas contra las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. La agencia prometió financiamiento por 140 millones de dólares.

 

Los bancos franceses Credit Agricol, Natixis y Santander, firmaron por un financiamiento de 363 millones de dólares para mejorar la vigilancia y el control marítimo con medios navales. Finalmente, también Italia prometió créditos que se destinarán al soterramiento del ferrocarril Sarmiento.

 

De China se consiguió un compromiso de compra de porotos y aceite de soja que, de cumplirse cabalmente, implicaría un incremento de hasta 1.500 millones de dólares en las ventas a ese país.

 

Sobre el final de la cumbre, la atención estaba puesta en la reunión que tenían prevista los mandatarios de China y de Estados Unidos durante la noche del sábado de donde se esperaba surgiera una tregua comercial.

 

Barranca abajo

 

Más allá de las inversiones que pudieran llegar de la mano del G20, la economía argentina no da muestras de mejorar, al menos no en el corto plazo. El Indec registró en septiembre una caída interanual de la actividad económica de 5,8% y de 1,9% respecto a agosto, la sexta caída mensual consecutiva. En lo que respecta a variación del PBI, 2018 ya está jugado para Argentina, junto a Venezuela serán los únicos países de Sudamérica con decrecimiento, alta inflación y aumento de la pobreza.

 

Datos del instituto estadístico nacional señalaron además que el consumo masivo perdió por 10 puntos porcentuales contra la inflación en septiembre y que los salarios vienen corriendo de 15 a 20 puntos atrás de la inflación en lo que va del año.

 

La pregunta que los analistas buscan responder es cuándo se detendrá la caída. Uno de los más optimistas a la hora de hacer proyecciones fue el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, quien pronosticó que en el primer trimestre del año próximo comenzaría a sentirse una recuperación económica.

 

El ultraliberal José Luis Espert, aportó una lectura diferente. Aseguró que lo peor de la recesión llegaría recién en los primeros meses de 2019 y que a partir de entonces “si hay un rebote económico será para las discusiones estadísticas, pero la gente de a pie no lo sentirá. Lamentablemente, las malas noticias económicas nos acompañarán hasta bien entrado el año próximo”, expresó en declaraciones radiales.

 

Rocca más complicado, Mindlin a salvo

 

La Causa de los Cuadernos dio un nuevo golpe con el procesamiento por dádivas y coimas de Paolo Roca, presidente del grupo empresario más poderoso del país, Techint. A diferencia de lo actuado con dirigentes políticos implicados, esta vez el juez Claudio Bonadio no pidió prisión preventiva, por lo que el empresario podrá seguir el curso de la causa en libertad aunque deberá cumplir con un embargo por la módica suma de 4.000 millones de pesos.

 

Roca está procesado como presunto integrante de una asociación ilícita que habría recolectado sobornos durante el kirchnerismo. Se le imputa haber pagado coimas durante la negociación de la compensación que recibió Techint por la nacionalización de la empresa SIDOR, propiedad del holding en Venezuela.

 

A contramano y en la misma resolución, Bonadio benefició con una falta de mérito al dueño de Pampa Energía, Marcelo Mindlin, quien negó su responsabilidad en los hechos que se le imputaban, pese a que una dirección compatible con sus oficinas aparecía en los escritos del exchofer Oscar Centeno,  y agregó que jamás se le había insinuado desde el Ministerio de Planificación pedido indebido alguno. Mindlin fue quien compró IECSA, la constructora de la familia Macri.

 

“No está fácil”

 

Todos los intendentes misioneros fueron convocados a un almuerzo que se desarrolló en San Ignacio, allí autoridades provinciales los conminaron a cumplir con los trámites necesarios para recibir las parte que les toca del fondo dispuesto por Nación para compensarlos por la caída del Fondo Solidario de la Soja. Se espera que con ese dinero las comunas puedan encarar los gastos propios de fin de año, como pago de aguinaldos y bonos, sin pasar sofocones financieros.

 

Les recordaron a los  jefes comunales que la compensación es de carácter extraordinario y que el año próximo habrá que arreglarse sin ese recurso. El llamado a la austeridad fue el mensaje predominante a la hora de analizar los desafíos de cara a 2019.

 

Por parte de los intendentes, hubo un reconocimiento a la gestión del Gobierno provincial y de los legisladores nacionales del bloque misionerista por las gestiones que permitieron que se concretara la compensación por el retiro del Fondo de la Soja por parte del Gobierno nacional.

 

Otro tema destacado de la semana en Misiones fue la conmemoración del natalicio de Andresito Guacurarí. Durante el acto central realizado en San José, el gobernador Hugo Passalacqua recordó una carta que Andresito recibió de parte de su padre adoptivo, José Gervasio Artigas, en la cual le recomendaba al héroe misionero “mandá desde el amor, mandá cerquita de la gente”. “Por eso mi corazón y el corazón de ustedes no pueden estar sino en la cercanía del corazón de Andrés Guacurarí. Él nos enseñó lo que es estar cerca de la gente, él nos enseñó lo que es gobernar desde el amor, no desde el temor, el terror o el castigo”, dijo el gobernador.

 

El relato de la hazaña continuó trayendo a la memoria la lucha que el héroe misionero sostuvo en dos frentes: “si no fuera por él, mucha gente hubiera terminado en la esclavitud…era cosa de la época que vengan los Bandeirantes a  buscar gente para los obrajes en Brasil y es cierto también que los hermanos paraguayos en 1810 no adhieren a la Revolución de Mayo y estaba ahí Andresito custodiando la frontera del Paraná y la del Uruguay”, dijo un emocionado Passalacqua.

 

Banca en disputa en Iguazú

 

La nota polémica se dio en Puerto Iguazú, donde el Concejo Deliberante desoyó una orden judicial que disponía la restitución de la banca del dirigente del PRO Gabriel Llamas, quien fuera destituido en septiembre por haber denunciado que concejales de esa ciudad alentaban la intrusión de tierras.

 

Llamas presentó un recurso de amparo pidiendo que le restituyeran su banca. En primera instancia el juez Pedro Fraguiero le dio la razón emitió una medida de no innovar considerando que la decisión del HCD de Iguazú “vulneró el principio de soberanía del pueblo amparado por el artículo 33 de la Constitución Nacional del cual nace la incuestionable potestad de la ciudadanía para nombrar a sus mandatarios en el Gobierno”.

 

El Concejo apeló y la Cámara de apelaciones apoyó lo dispuesto por el juez Fragueiro y dispuso que se le restituyera la banca a Llamas de forma inmediata, pero desde el Concejo anticiparon que desconocerían la resolución judicial por considerarla lesiva a la independencia de poderes y a la autonomía de los municipios reconocida en la Carta Orgánica Municipal y la Constitución Provincial.

 

El tema se trató el viernes en un marco no exento de escenas de violencia. Mientras afuera militantes de Cambiemos y de la renovación se enfrentaban, adentro los concejales hicieron lo que habían anticipado, desconocieron la resolución de la justicia y Llamas se quedó sin su banca.

 

Calidad legislativa

 

La Legislatura de Misiones certificó normas ISO 9001 y otras que avalan calidad en la gestión. La certificación reconoce al Parlamento misionero conseguir el éxito sostenido en sus labores, además de planificar, establecer los objetivos y procesos para conseguir resultados de acuerdo con las necesidades planteadas.

 

“Este año ha tenido un altísimo desempeño, tanto de lo político logrando consensos y proyectos muy necesarios para la gente, como desde lo institucional, alcanzando récord de asuntos entrados, récord de asuntos legislados y por haber dado Quorum permanente en todas las sesiones, a diferencia de lo que ocurre en el Congreso de la Nación y en las cámaras de diputados de otras provincias”, destacaba con orgullo uno de los secretarios legislativos.

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