Vamos! avancemos, desafiemos los “yo no puedo”, “es imposible”, “jamás se hizo”, “de esta forma no lo lograremos”. Hacé tu primera flexión, da ese primer pequeño paso, porque lo único que importa es ahora, no existe otro momento. Desafiemos por un instante en tu vida los miles, millones de no sé hacerlo, no tengo cómo, no puedo. Sé que quizás te sentís solo, cansado, agobiado, asfixiado. Sé que tal vez, en el fondo estás harto de reclamar y no ser escuchado, de pedir y no ser atendido, de insistir, de hacer todo para que te vean y nadie responde. Lo sé, te entiendo, te escucho, pero sobre todo también lo siento.
Sin embargo, por ser como vos, de carne y hueso, tener emociones que no siempre funcionan, y actitudes que no suelen ser las indicadas… Justamente por eso, quiero que sepas que la mejor forma que encontré de crecer fue reconocer que, al fin y al cabo, el éxito o el fracaso dependen de mí. Sí, leíste bien. Que funcione depende de vos, de principio a fin es tu responsabilidad. Por eso te digo, dejá de escaparte. El juego es tuyo, la cancha sos vos, y para lograrlo date cuenta que estás solo, primero vas vos, segundo vos, tercero vos y el gol te toca a vos.
Todo lo que te pasa y te sucede lo elegiste. Así es, escuchaste bien. Y sé que quizás te molesta muchísimo lo que estoy contando porque eso significa que la culpa no es de tus padres, de tus jefes, empleados, pareja, amigos, del presidente o el intendente de turno, del juez, del policía, del profe, de la economía. No hay culpables, hay un sólo responsable. Y si todavía tenés alguna duda, hagamos juntos un pequeño ejercicio, recordá cuántas personas que alguna vez estuvieron en tu misma situación ya salieron, lograron sus metas con menos recursos, y menos posibilidades. Si encontraste al menos una persona es suficiente.
Quizás sea al revés, descubriste más de algún pariente, conocido, amigo, vecino que ya se mudó, dejó su trabajo y armó un emprendimiento personal, muchos que preferís no recordar mejoraron su situación sin un solo peso. Lo hicieron con su propio esfuerzo, convencidos, confiados, seguros. Desafiando todas y cada una de las probabilidades de fracaso. Dejaron de dar vueltas, y a pesar de tener miedo dieron un salto al vacío, que no fue vacío, porque estaban ellos.
La vida es demasiado corta, y tu tiempo es demasiado valioso como para perderlo poniendo tu bienestar en manos ajenas. No nos engañemos más, y no dejes que te digan que te van solucionar o arreglar algo, porque no es verdad. Animate a parar, respirá profundo. Tomá distancia, mezclá de nuevo las cartas de tu vida, y volvé a dar. No te canses de intentar, buscar, practicar. Hartate en todo caso de gritar y reclamar a otros, de mirar siempre hacia afuera y señalar con el dedo los errores ajenos. Dejá de envidiar la situación de otros, y tomá conciencia de lo gigante, y lo capaz que sos de lograr eso que anhelás.
Elegí hacer, siempre, todos los días un poco. Dar un paso a la vez, dar a otros, compartir con otros es mucho mejor que no dar ningún paso. Y cuando prefieras anestesiarte, hiptonizarte contando historias de víctima, cuando te den ganas de esconderte, borrarte, faltar… Recordá que cuando naciste también tuviste miedo, no sabías como caminar, sólo veías a otros hacerlo. Tampoco podías hablar, no entendías – seguramente – nada pero nada de lo que decían. Sin embargo, sin previo aviso, un día comenzaste de a poco a balbucear, a imitar otros, te equivocaste cientos de veces, hasta pudiste hablar, lograste comunicar una idea.
La rueda está girando, el tiempo está avanzando, el mundo se mueve a toda velocidad. Y si nadie lo hizo, ponete una ficha. Cuando termines de leer esta nota hace una micro-acción, un gesto mínimo hacia ese objetivo que te importa lograr. Dale! Un solo paso es suficiente para ponerte en marcha.
(*) Lic. Sol Jouliá
www.facebook.com/soljoulia
instagram: @soljouliaok
The post Un paso, sólo eso appeared first on MisionesOnline.
Comentarios