Aldo Andrés Cantero (31) era conocido en Gobernador Roca, por su oficio de mecánico. Lo consideraban un hombre trabajador, correcto y solidario. Por eso sorprendió a todo el pueblo el modo en el que terminó: acribillado en lo que habría sido un ajuste de cuentas narco.
El mecánico murió de cuatro balazos de pistola calibre nueve milímetros en su residencia del lote 89, un lugar inhóspito, donde el vecino más cercano está a un kilómetro de distancia. Hoy la casa está cerrada con fajas judiciales. Solo los cuatro perros, los patos, las gallinas y los gallos de los Cantero corretean por el lugar.
Aldito, como lo conocían algunos, hacía poco más de un año que estaba viviendo en el Lote 89. Se instaló allí luego de la muerte de su padre, cuando la propiedad entró en sucesión y la familia temía que alguien usurpara el inmueble.
Por su oficio, era común que vehículos de distintos tipos entraran en ese lugar alejado. Es más, cuando lo asesinaron tenía en su patio un par de rodados que habían sido dejados allí por sus dueños para ser reparados.
Pero había otro vehículo en el terreno. Una camioneta Ford Ranger a la que le faltaban los asientos traseros. La pick up había sido adquirida por el mecánico en Buenos Aires. Llamó la atención el detalle de los asientos, porque es habitual ese tipo de modificaciones en rodados que son acondicionados para el transporte de drogas.
Cantero fue asesinado en la tarde-noche del domingo 5 de agosto. Al parecer recibió a el o los asesinos, charló con ellos y luego los visitantes lo mataron a sangre fría. Antes de ser ultimado, alcanzó a llamar a su mujer Liliana Berenice Machado para avisarle que no volviera a casa. Es todo lo que alcanzó a decir, porque luego la joven escuchó disparos. Eso la asustó y avisó a la comisaría. Poco después descubrieron que Aldo había sido ejecutado.
El 6 de agosto, en un depósito precario que usaba el mecánico para guardar sus herramientas, la Policía y la Secretaria de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial encontraron casi dos toneladas de marihuana. Estaban en una fosa. Dentro de un freezer abandonado, en tanto, aparecieron otros 50 kilos de la misma droga.
Los investigadores secuestraron además en el lugar dos balanzas y restos de film, elemento que se utiliza para el armado de los ladrillos de cannabis.
Todo lo que apareció en la casa viene del mundo narco. Por eso la sorpresa en el pueblo. Aldito no tenía antecedentes policiales ni contravencionales siquiera.
Un personaje clave en esta historia es Liliana, actualmente refugiada en el barrio Fiscal, en casa de sus padres. Ella no quiere hablar con la prensa. Sus allegados también rechazan al periodismo porque no quieren que “los chismes” perjudiquen a su pariente.
Pero Liliana Sí habló con la Policía y su relato dejó muchas dudas. Se cree que la joven sabe más de lo que dice y calla por miedo. En su declaración dijo que no sabía que había droga oculta en la propiedad. Y justificó la presencia de tierra removida en que su marido la utilizaba para tapar la basura.
Liliana pasa sus días con custodia policial permanente.
EXPEDIENTES, el programa policial y judicial de Misiones Online, recorrió Roca, un pueblo que momentáneamente perdió la tranquilidad que lo caracteriza. El crimen narco dejó alarmados a todos.
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